Vergüenzas
Desde el día 1 de septiembre he hecho gala de una galantería que no he conocido en ninguno de mis anteriores días en este mundo, a dos bandas. En una banda, publicando Tweets semanales a aquella persona que me rechazó dos años antes. En la otra, jugándomela para enviar un regalo a alguien del otro lado del charco. Los tweets son de la mayor falta de vergüenza que he hecho alguna vez por alguien, si me rechaza y yo aún persisto; y si hablar con esa persona hace un daño terrible cada que se intenta, aún peor. Resulta lamentable que una persona de mi edad piense que intentar darle pica a un corazón de acero sea útil. La otra persona debe dar también elementos para abrirse, porque si no, jamás existirá posibilidad de cualquier cosa, inclusive de tímidas amistades. Menciono lo del daño porque en estos últimos tiempos hablar se ha vuelto una labor cáustica, porque hiere el alma la manera como se deterioró la relación con esta persona a partir de aquella declaración. Pero aún así l...